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A Santa Compaña















Mi primera experiencia escribiendo un relato espero que os guste, decirme que os parece

A mi padre y a esas vivencias que marcaron su carácter 
 y su forma de ser


A Santa Compaña
Otro día mas con las vacas en el prado, ya estoy acostumbrado, aunque mejor en primavera, ahora en el invierno hace un frío “do carallo”. “Onde vai a marela, carallo da vaca, marela ei marela”, a la carrera tuve que marchar tras ella, quería saltar del prado, toma estaca así otra vez te lo pensaras.
Me fue bien la carrera, me metió algo de calor en el cuerpo, me siento otra vez en las fragas a mirar para ellas. Pacen tan tranquilas sin preocuparles nada, son felices con su monótona existencia, después de un rato mirándolas, mi cabeza se traslada a otros lugares y otros tiempos, cando tuve que marchar de casa a ponerme a servir para poder ayudar a la familia.

Tenia tan solo seis años cuando tuve que irme del lado de mi padre a ponerme a servir en casa de unos señores, que necesitaban un criado para ayudarles a atender el ganado, estuve con varios señores, ahora estoy con unos muy buenos que me tratan como a un hijo. Eso quizás forjo parte de mi carácter, desde los seis años ando metido entre las patas de las vacas que es donde yo les llego, me llevo bien con ellas, de cuando en cuando tenemos algún rifi rafe pero sin importancia.
Me llevo mejor con ellas que con algunas personas, yo algo traste soy y algún cachete lleve por ese motivo, eran tiempos difíciles escaseaba la comida y había que hacer lo que fuera para llevarse un cacho de pan a la boca y si podía ir acompañado de chorizo mejor.

Vienen ahora los recuerdos de mi padre el día que fueron a pareja da guardia civil a buscarlo porqué lo habían acusado de robar un jamón que al final resulto que no había sido robado, si no que lo habían puesto en otro lugar. “Pero a paliza a o mei pai non se lla quitou nin deus do ceo”.

Eso me marco mucho, ese día aunque era un “cativo”, me dije que en mi vida no permitiría las injusticias, rubia ven aquí, “carallo das vacas”, deben estar llenas porque non paran quietas. Va siendo hora de merendar un poco, saco del bolsillo un cacho de pan y un trozo de queso de nuestras cabras.
Al acabar de merendar me acosté sobre la fraga a mirar las nubes, pero no se si por el cansancio o la barriga llena tumbarme y dormirme todo fue una, no se cuanto tiempo estuve dormido el caso es que un ruido me sobresaltó, me levanté asustado mire para todos los lados y no vi nada, mire hacia las vacas y estaban todas.

Estaba oscureciendo, así que decidí arrear las vacas para casa, salimos del prado, atranqué la cancela y cogí camino para casa. Las vacas delante y yo a su pasó, había una luna llena preciosa, grande, a medida que íbamos descendiendo por el caminó gire la cabeza a mi izquierda y entonces lo vi una luz difusa como de una vela que se movía por el prado, un poco mas adelante otra y otra, así un montón, me frote los ojos por si era culpa de ellos pero no seguían ahí.

Empecé a meterle prisa a las vacas, cuando al doblar un recodo del camino deje de verlas, va a sido cosa de mi imaginación, seguí andando el camino descendiendo por entre los robles, de pronto a mi derecha otra vez las luces moviéndose en los prados, pero esta vez eran muchas más parecía una procesión, para que pensaría yo eso, automáticamente a mi cabeza empezaron a venir imágenes de lo que había oído tantas veces al calor del fuego, no podía ser otra cosa tenía que ser la Santa Compaña con sus velas y en procesión. Pensando en estas cosas y sin darme cuenta me fui acercando tanto a las vacas que cuando me di cuenta iba entre sus patas, no pasaba nada ahí sabia que iba seguro, al volver a hacer un giro el camino volvieron a desaparecer las luces, se me sereno un poco el corazón, pero ahora estaba más seguro de haberlo visto.

El pensamiento se me fue a lo que se había hablado alrededor del fuego noches atrás sobre ellos y como protegerse de ellos, pero no me venia nada a la mente, entonces me dije mientras estés entre las vacas nada te pueden hacer, así intentaba convencerme a mi mismo. Al poco rato al otro lado del camino volví a verlas, cada vez eran mas y la luz de sus velas temblaban cada vez mas, ahora si que estas perdido pensé, están muy cerca tuyo y son muchos, me agarre fuerte a la tripa de una de las vacas y grite venir por mi aquí os espero pero para mi sorpresa no paso nada, me quede parado entre dos vacas mientras las demás seguían andando entonces me di cuenta que las luces no avanzaban, se movían las llamas de las velas pero no avanzaban, entonces pensé estarán descansando o no vendrán por mí. 

Al cabo de unos minutos de estar así vi que las luces se apagaron unos segundos y se volvieron a encender, pensé no puede ser y con precaución decidí salir de entre las vacas y despacio me fui acercando a las luces, entonces descubrí el misterio, mire al cielo mientras otra nube tapaba la luna llena, rápidamente miré para las luces y no estaban, ya sin el miedo en el cuerpo me acerque a donde estaban las luces,entonces lo vi pequeños charcos de agua que se habían formado con la lluvia que había caído hasta bien entrada la tarde en los prados, esto junto con el reflejo de la luna y una brisa que corría y movía el agua de los charcos, ahí estaba mi Santa Compaña.

Me dije para mis adentros ya sabia yo que no era nada, pero el resto del camino iba mirando para todos lados. Al llegar a casa bien entrada la noche me dijeron los señores que te a pasado que tardaste mucho, nada aproveche lo máximo para que vinieran bien comidas.


Desde ese día se por experiencia que la Santa Compaña existe y ronda por nuestros prados, caminos, valles y senderos aunque algunas veces no venga a buscar almas si no a recordarnos que somos gallegos y nuestra tierra es así.

Relato corto DG

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