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Nabizas e Grelos


Otro de nuestros productos cultivado desde hace muchísimas generaciones y que no falta en invierno en nuestras casa es la nabiza y el grelo.

Posiblemente no exista otra tierra que reúna tan buenas condiciones para que alcancen una calidad tan elevada.

Es por eso, y por el cariño con los que se cultivan en todos y cada uno de los municipios gallegos, por la dedicación y cuidado de nuestros agricultores, por los controles a los que son sometidos en todas sus fases de producción, por lo que la calidad está garantizada. Por todo esto, Grelos de Galicia es una Indicación Geográfica Protegida.

Estas hortalizas forman parte de la historia y de la cultura gallega desde hace cientos de años. De hecho, los historiadores sostienen que ya los cultivaban nuestros antepasados 3.000 años antes de Cristo, e incluso se encontraron documentos de compra y venta de tierras "nabales" del siglo XIII. Lo que sí tenemos muy claro, es que los grelos forman parte de la historia de cada familia, puesto que... ¿qué gallego no se acuerda de su abuela al pensar en un buen cocido o en un lacón con grelos?

Ya lo dice el refrán: "nabo, nabiza y grelo, la trinidad del gallego". El nabo se cultiva sobre todo por sus hojas y tallos; las raíces normalmente son empleadas como alimento para el ganado. Las primeras hojas son tiernas y se denominan nabizas, van creciendo formándose los cimóns, y los tallos floríferos en los que se convierten los cimóns justo antes de que aparezcan las primeras flores son los grelos.

Comienzan a cultivarse en el mes de agosto, cuando se siembran las tierras. Entre octubre y diciembre salen las primeras nabizas y a finales de enero ya se pueden ir recogiendo los grelos hasta el mes de abril. En el momento que el nabo florece dejan de recogerse.

La recolecta tiene que hacerse con paciencia y cariño para que no se rompan las hojas, por ello se hace casi siempre a mano. Se comercializan frescos, congelados o en conserva.

En cuanto al sabor de los grelos, podría decirse que se encuentra entre el amargo y el ácido y su textura es ligeramente fibrosa. Su color es de un intenso verde. Sus propiedades son muy saludables, ya que contienen muchas vitaminas, calcio y ácido fólico. Además, resulta un alimento muy versátil que puede acompañar a todo tipo de pescados y carnes, y se puede preparar de múltiples formas: revueltos, empanada, tortillas, canelones, sopas, cremas, purés, salteados, menestras, etc. Sin olvidar que se puede combinar con muchos alimentos: ajos, alubias, garbanzos, pulpo, gambas, pimientos, jamón, chorizo, cecina, etc. ¡Aunque el plato más conocido y tradicional de la gastronomía gallega es el lacón con grelos! Una receta sencilla con cuatro únicos ingredientes: lacón, grelos, patatas y chorizos. ¡Un auténtico manjar! Sólo imaginarlo ya es una delicia.
En el frio invierno y ya en la mesa, nos aguarda un plato de lacón con grelos, de lacón de cerdo gallego, con unas patatas cocidas, grandes, enteras y humeantes, con un chorizo rojo y brillante de sabor intenso. Entramos en calor, nuestras mejillas se encienden y solamente podemos sentirnos bien, disfrutar del plato gallego más tradicional y recordar a esas madres y abuelas que, generación tras generación, han traído esta receta ancestral a nuestro lado.


Historia:
Los indicios más antiguos del cultivo de las brásicas (berzas, coles, repollos y nabo) en Galicia, datan aproximadamente del 3000 a.C. En el Prado de Inferno, perteneciente a la parroquia y ayuntamiento de Muras, en la provincia de Lugo, aparecieron restos de un tipo de berza, Brassica (cf. sinapsis), como planta cultivada.
La incorporación del nabo a la rotación de cultivo aparece documentada en el siglo XIII a través diversos documentos forales y  otros de compra-venta de fincas denominadas nabales. Esto permitirá ocupar totalmente el terreno con la alternancia del tipo cereal de verano-nabo-cereal de invierno.
Durante el siglo XVI, descripciones de la época hacen referencia al cultivo y en los expedientes de Hacienda del Archivo General de Simancas se ofrecen datos de producciones. En la tierra del Deza se cultivan entre 1.580-1.585 un promedio de 4.745 fanegas de trigo, 14.000 de centeno y 6.100 de mijo, amén de 260 carros de nabos y unos haces de lino.


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